Este Colegio es el fruto del trabajo de dos mujeres separadas en el tiempo y a las que una misma ilusión, la de servir a Dios, llegó a hermanar: “Hijas de San Agustín”.

Madre Cándida, niña en las páginas gloriosas de la historia de Valdepeñas, nació en esta noble tierra en 1804. Conocedora del valor de la cultura y, deseosa de un mejor futuro para los suyos, soñó, cuando era monja en Alcalá de Henares, con un colegio para los niños y niñas de su pueblo, porque la ciencia acerca a Dios, porque saber nos hace fuertes, porque la cultura abre caminos y fronteras, porque era muy urgente en aquel tiempo.

Y luchó en la distancia, la vista puesta en Dios y en los hermanos, las dificultades muchas, la ilusión inmensa, el aliento daba Dios para la empresa, que si es de Dios, Él dará fuerzas.

Los tiempos corren recios, las guerras y el poder dificultan la tarea. El monasterio queda hecho, la empresa a medias.

Correrán años y años, parece que este sueño no llegará jamás a realizarse, difícil la tarea, la guerra ha destrozado el edificio, la Comunidad mermada, escasas las monedas.

La ayuda llegará de Talavera. Madre Clara, monja joven y enérgica; te envuelve con su fuerza, clarividencia y simpatía. Un colegio estará bien en Valdepeñas, un colegio pequeño, de piedra y de madera, de forja y con cerámica de esa tierra, que sin ser suya tanto quiere, Talavera, el agua cantará en las fuentes, los pájaros alegrarán con sus trinos el ambiente, las flores y las plantas en cascada de colores aromatizarán el viento.

Será un colegio muy bonito, con un patio para los juegos de esos otros pajarillos, los niños, que con sus risas y canciones alegrarán el tiempo, tendrán que estudiar mucho y prepararse bien para la vida, no sólo es el saber lo que más cuenta, la persona es más que inteligencia, la educación, la responsabilidad, la voluntad, la armonía, el gusto, el trabajo, la amistad, la fidelidad, la comprensión, la ayuda... y sobre todo, enseñar a los niños que sus días son un don de Dios y que es Él nuestro mejor compañero de camino, nuestra fuente de alegría más plena y el sentido más grande de una vida.

Educamos en:

La madurez integral de los alumnos en su proceso de personalización.

La interioridad, la verdad y la libertad responsable para aprender a ser.

La autonomía personal para que el alumno asuma el protagonismo de su propia educación.

Ofrecemos:

Una educación de calidad, basada en valores como la paz, la justicia, la amistad, la ecología, la solidaridad y la convivencia.

Un clima educativo de cercanía, gratuidad y cordialidad que fomente la alegría.

Un entorno de acogida y de belleza que educa en el respeto por la naturaleza.

Metodología:

Didáctica abierta, flexible e innovadora.

Innovación educativa y adecuación de nuestra pedagogía a las necesidades de los alumnos y de la sociedad.

Aplicamos inteligencias múltiples, aprendizaje cooperativo, inteligencia emocional, diálogo activo, creatividad, autonomía y espíritu emprendedor.